Pero se nos va Elena, la primera fan de Juandoliando que, desde que la conocí, me dijo: "Lo que no dice Juandoliando, no está sucediendo", pues cuando vino a vivir a Juan Dolio hace mas de cinco años, su llegada coincidió con la publicación de mi primera revista y dice que de ella aprendió todo lo que necesitaba saber de la zona.
Elena, con quien cultivé mi pasión por el yoga, junto a Mara! Elena, la de ojos sonrientes que cambió su moñito español por un desordenado pajoncito caribeño que se mece con la brisa de la playa. Elena, con quien bailé biodanza cerrando mis ojos confiada y dejándome guiar por ella, mientras entrelazábamos nuestras manos y sentía sus abrazos, los más famosos de la zona.
Elena, la que invita a disfrutar atardeceres en la playa, en la que grandes y pequeños mezclamos con "Ohhhhs" y "Ahhhhs" de admiración y asombro nuestras risas salpicadas de agua de mar y arena.
La que toma fotos a los niños jugando con burbujas y con el agua en el campo de golf, o de sus experiencias ecológicas cuando descubren que tenemos un "cacata problem". La dedicada dirigente de la Asociación de Padres de ALUCE y la encargada de nuestra Serviruta, que no solo ofrece transporte para el yoga sino que también reparte lentejas.
Se nos va Elena, la amiga incondicional que te ayuda a hacer globos de papel reciclado para una decoración, aunque le sangren las manos.
La amiga a quien somos muchas quienes la vamos a extrañar y que nos habla de "os" con su castizo español, pero que aprendió a hablar "dominicano".
Mi frase favorita de todos los tiempos es la de Saint Exupéry, en su libro El Principito: "Ningún lugar está lejos, lo esencial es invisible a los ojos".
Y porque sólo se ve con el corazón, te buscaré cada vez que vaya al yoga en tu lugar al lado mío, te buscaré en la playa, te buscaré en las risas, en los abrazos, y si me siento preocupada o triste, le repetiré a Mimisma una frase tuya: ¡No pasa nada!
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