viernes, 21 de agosto de 2009

TGIF



Recientemente acompañé a mi esposo y otra pareja de amigos al campo de golf.  Aunque no soy deportista porque siempre he sido una maleta en la materia,  cuando el día está fresco me encanta manejar el carrito y ver los golfistas jugar.  Así que protegida con una visera y bloqueador solar, cámara en mano y equipados con nuestra neverita llena de cervezas  frías y botellitas de agua, emprendimos la aventura.

Para mí el golf es un deporte lleno de rituales y,  a diferencia de otros deportes que tienen uniformes característicos, la diversidad de las vestimentas que usan los golfistas es lo primero que llama mi atención, ya que con la excusa de que resulten llamativas para evitar se les pegue un bolazo mal tirado, hay muchas tan pintorescas que realmente se exceden.

Se empieza en el tee de salida del hoyo uno y como lo que disponen las reglas es practicar un rato antes  en el driving wrench, para calentar, si no se hace comienzan a fallar los swings.

La meta es hacer algunos pares y birdies, incluyendo algunos boggies, pero si se empieza con varios doble boggies, la bola cae en una trampa,  al agua, o se tripotea, seguro que el jugador está en problemas.

Ya es cerca del mediodía,  el juego no está marchando muy bien y  se tiene la excusa perfecta para empezar a beberse la primera cerveza.  Con todo y que está soplando buena brisa y todavía no hace tanto calor,  la primera fría siempre provoca un ¡Ahhhhhh!, y a partir de ahí comienzan a mejorar los tiros.

En la próxima salida la bola va derechita atravesando el fairway, por suerte no torció hacia  la  izquierda porque los roughs están muy altos y se coge una pela tratando de encontrarla.

Si sale un mal tiro, siempre le echan la culpa al caddie por insistir en que usen una madera en lugar de haber utilizado un hierro.

Terminada la primera ronda, el juego no ha ido tan mal después de todo, porque el hándicap  ayuda a rebajar algunos tiros.

Lo malo es que en el próximo hoyo, la bola se va para un monte, entonces hay que desmontarse de los carritos y fajarse a buscarla  Esta es la excusa perfecta para beberse otra cerveza y que el tiempo que se pierda se utilice agradablemente, no sin antes haber tirado la foto de los golpes en el suelo con el palo para desquitarse del pique, porque  a bola perdida, puntos de más agregados.

En esto recibo una llamada,  es mi hija que me llama y me pregunta dónde estamos porque  el teléfono de la casa nadie lo contesta.  Le cuento entonces las penurias que pasamos tratando de encontrar la bola y suelta una carcajada cuando me dice que mientras ella, al igual que tantos otros,  se afanan en la capital y tienen desde temprano como status de su Facebook las siglas TGIF (Thanks God it´s Friday)  para nosotros aquí en Juan Dolio cualquier día puede ser un viernes.

1 comentario:

  1. oye PP ya eres ducha en materia de golf, por qué no te animas?. Por lo menos ya te sabes la jerga...jeje

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