Hay quienes buscan la soledad, y yo me incluyo porque a veces me gusta retirarme un rato para pensar, orar o simplemente leer un buen libro, pero indudablemente los seres humanos somos gregarios desde niños. Por eso muchas personas se deprimen cuando están solas y creen que estando en una ciudad rodeadas de gente y mucho ruido están acompañadas, cuando la verdad es que estar solo en una multitud es una de las peores formas de soledad.
Si vives en Juan Dolio, o tienes una casa o apartamento para vacacionar en la zona, es muy probable que recibas muchas visitas, compartas y realices actividades con tus vecinos, familiares y amistades.
Imagínense yo que estoy casada con un coleccionista de amigos, porque así como hay gente que colecciona sellos, memorabilia y hasta ranitas de cerámica, mi esposo colecciona amigos. A algunos los conoce desde la infancia, compañeros de clases de primaria hasta la universidad que, a diferencia mía que soy una despistada, a todos recuerda; vecinos desde que era un niño, gente con quienes trabajó alguna vez, jugó pelota, caminó en el Mirador o juega golf, tantos que si me pongo a contarlos no termino.
A esto se agrega que tengo una familia larga, formada por muchos hermanos, cuñados, sobrinos y nietos para solo mencionar algunos, y cuando añadimos la familia política de todos, como le gusta a mi hermana Esmirna, es fácil que en cualquier reunioncita lleguemos a cien personas.
Cuando esto sucede se arma tremenda barahúnda, especialmente a la hora de la comida, donde hay que gritar: ¡Sálvese quien pueda!, y en menos que canta un gallo, probablemente se consuma cualquier cantidad de carne, si es un BBQ, o una olla enorme de sancocho u otro tipo de caldo o guiso a los que somos aficionados en la familia. Disfrutar de una familia tan grande es un privilegio que no todos tienen, aunque también es cierto que puedes quedar exhausta.
Otras veces recibo la visita de grupos de amigos que vienen, generalmente los domingos, traen postres, bebidas o picaderas y se arma el can en la terraza y en la piscina, donde los niños juegan, ríen o corren y los adultos disfrutamos unos traguitos conversando y viendo gozar a los niños.
Cualquier día de la semana es muy común nos visite un vecino o alguien que esté en el área, sobre todo gente que tiene una construcción en proceso y viene a refrescarse un rato, beber agua o botar el golpe de bregar con los obreros.
Pero mis preferidas son las visitas en que nos reunimos solo un grupito de amigas, entonces puedes conversar sobre todos esos temas que siempre tenemos pendientes las mujeres, almorzamos, no sin antes beber un vinito, una cerveza o un refresco, para cerrar con broche de oro compartiendo solo una probadita del postre, porque a todas nos preocupa estar pasadas de libras y finalmente el cafecito, para darnos cuenta que se nos quedaron cosas que no pudimos contar y que por tanto hay que programar enseguida cuándo será la próxima juntadera.
Rosa Scheker LimDoña Pepe me encanta leer sus notas! u have a beautiful gift!
ResponderEliminarApreciada Penelope, eres encantadora escribiendo y muy veraz, incluyeme en tu grupito de las que siempre quedan ansiosas por contar mas,jejejeje te FELICITO, LA COLUMNITA ESTA MUY ENRIQUECEDORA.
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