miércoles, 19 de mayo de 2010

BARRIGAS


En el mes de las Madres, para todas las mamás Juandolianderas, a las que todavía están en eso y a las que ya han parido.

En los últimos meses he disfrutado viendo el progreso de los embarazos de varias mamás primerizas y con nostalgia he estado pensando en cuánto añoñamos las embarazadas. Cuando esperas un bebé, difícilmente encuentres una persona, por entruñá que sea, que no se desviva por atender a la futura madre y a todos sus antojos; la gente le sonríe, las amigas y hasta quienes no lo son, no resisten la tentación de acariciar la barriga.
Desde que se sabe la noticia, generalmente en la familia todos se vuelcan en comentarios de júbilo, sonrisas y alegrías.
Son nueve meses en que al tiempo en que crece tu cintura, va creciendo también el amor de los padres, los hermanitos si los hay, los abuelos, los tíos, y todos los que te rodean.
Con cuánta ilusión se espera el cuarto mes para saber el sexo y empezar los preparativos de la decoración. Los avances científicos hasta ese privilegio dan a las nuevas mamás.
De más está decir que en mis tiempos, no nos quedaba de otra que esperar el famoso bombillito en la puerta de la sala de partos, que se encendía rosado si era niña, o azul, si era un varoncito. Así que procedíamos a comprarlo todo en blanco con toques de amarillo, si acaso un verdecito, y a suspirar en silencio si nuestras preferencias eran por un color en especial. Nada de bordar el nombre en una almohadita o dibujarlo en un gran letrero de bienvenida, hasta que la criatura naciera, ¡porque no sabíamos!
Admito que tiene sus ventajas estar preparados de antemano, pero la bulla que tenía lugar en ese pasillo de espera ¡no tiene madre! Besos, risas, o lágrimas de alegría o decepción se mezclaban en ese maravilloso momento.
A todas las que pueden todavía disfrutar esta etapa, las animo a que la gocen a plenitud, y pongan en segundo plano, si es que pueden, las náuseas mañaneras, ese sueñito de los primeros meses que tienes que vencer para salir adelante si tienes un empleo, los desvelos del último mes, cuando no encuentras posición que te acomode para dormir, y aunque te caigas del sueño, la despertadera para ir al baño, varias veces en la noche.
Luego viene la etapa en que ya no somos las protagonistas de la película, pero como madres o suegras seguimos ocupando un lugar importante como espectadoras en el palco VIP de la sala de partos, aunque a veces en los ajetreos del momento nos ordenen que nos pongamos a un lado para no interrumpir al staff técnico de médicos, anestesistas y enfermeras, pero seguimos allí, pujando casi igual que si estuviéramos pariendo también nosotras, y cuando escuchamos ese primer llanto y podemos vernos de nuevo reflejadas en esos ojitos que se abren a la luz, aunque tengamos los nuestros anegados en llanto por la emoción ¡vuelve el éxtasis!.

1 comentario:

  1. Me a encantado la revista en papel. La primera en Juan Dolio. Tiene mucho potencial especialmente el hacer reconocer las personas que trabajan en las calles, los locales que han pasado desapersibidos.El nombre no pudo ser mejor. Felicidades por un gran trabajo. Te lanzaste y lo conseguite.
    Un abrazo

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