viernes, 17 de agosto de 2012

LUCES, CAMARA, ACCION... !!!




Después de la tempestad viene la calma! Ayer aprendí a soplar con el viento, dejarme arrastrar por las olas, bañarme bajo la lluvia, tostarme bajo el sol, rielar a la luz de la luna, hacer coro con los grillos, croar con las ranas, reírme si el fango se entra entre los dedos de mis pies o salpica mi cara, trazar figuras con el dedo en el polvo que cubre las cosas y en lugar de abstraerme ¡unirme a la multitud!
Desde la noche antes comenzó a llegar la parafernalia destinada a la preparación del set pues era necesario adecuar los ambientes  a la idea del guión. Suerte que la casa es abierta y despejada, pocos tereques  en el medio, así que no hubo mucho que mover.
Pero…  si me asombré del tamaño del camión de la noche ¡lo que llegó en la mañana me dejó boquiabierta!  No me costó mucho trabajo porque acabada de despertar los músculos de la quijada ya estaban ejercitados con los bostezos.
Camiones llegan y carros, autobuses, jeepetas y otros vehículos también,  y a puertas abiertas empieza a entrar el crew:  gente de todo tipo, altos, bajos, gordos, flacos, calvos, trenzas,  desaliñados, bien vestidos, el papá con el saco, las chicas de la utilería, el ejecutivo corporativo, el creativo, el productor, el director, los talentos, las encargadas de marca y ventas, el acalorado abanicándose con glamour, la gente de A&B comienza a brindar jugo y café, galleticas, refrescos y hasta mangú,  pantallas, cámaras, sillas, cajas, mesas, cables, en fin, un mar de gente y objetos inundó la casa adueñándose de todos los espacios y sobre todo luces y más luces para hacer sobresalir el villano de la obra, el Sucio, que las chicas de producción se esmeraron en crear como niñas jugando a quien ensucia más, acompañado de sus panas Tollo y Reguero, para luego ser vencido por la heroína, Limpieza, que vino artillada con todas las armas necesarias para ganar la batalla.
Con el staff acomodado en las clásicas sillas de director de cine en la sala de estudio, la producción  comienza casi por la escena final, la cual se repite una vez y otra vez hasta conseguir el resultado deseado.
Luego se pasa al inicio de la historia en el guión.  El papá vino vestido, pero es necesario probar el efecto del resto del vestuario, porque para vencer al Sucio y su pandilla,  Limpieza y su mini ejército tienen que estar artillados con armas de diversos calibres y ahí es cuando intervienen las encargadas del vestuario.  Los talentos escuchan con atención cuál es el resultado que se desea obtener y prueban repitiendo y repitiendo las frases pautadas cada vez que el asistente de dirección reclama Silencioooooooooo!...¡Acción!
La planta baja de la casa es un enjambre de gente que va de un lado para otro, cada quien atento a su trabajo.  En este hormiguero parece que vagan a la deriva pero todo mundo sabe lo que tiene que hacer.  Yo,  desde el principio estupefacta, la sorpresa era tanta que ni que me hubiera tomado un Taffil de dos:  Relax!  Así que decidí unirme al coro, y ¡como lo disfruté! Definitivamente creo que nací para este tipo de oficio, publicista y creativa de corazón!

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