Esperando a Isaac me puse a ver
algunos videos de TED TALKS, y aunque más de uno me encantó, el de Steve Jobs
me llegó más que ninguno.
Como sabrán mis lectores Steve
Jobs fue el creador de APPLE/PIXAR y en el discurso que dirigió a los graduandos
de Stanford en el año 2005 narra tres historias cortas sobre su vida, a cuál
más fascinante.
Les habló de cómo la vida solo puede apreciarse en
retrospectiva, viendo cómo se unen los puntos que forman el tapiz, que tal como
dice Somerset Maugham en su libro Servidumbre Humana, puede ser más o menos
artístico o intrincado, aunque al final el más
sencillo que es el del ser humano que nace, crece, se reproduce y muere
es al mismo tiempo el que tiene mayor belleza en su simplicidad.
Por lo que viendo en
retrospectiva la historia de mi vida desde que salí del Banco Central en el
1987, esta vez mi Historia No. 101, no versará sobre lo que viví durante esos
dieciocho años, lo bueno, lo malo y lo feo, sino de lo que me hubiera perdido
si hubiera seguido o regresado a trabajar a esa institución a quien todos los
que participamos en Raíces BANCENTRAL, feliz iniciativa de José Clemente,
siempre consideraremos el útero en el que nos formamos, pero del que en algún
momento más tarde o más temprano, debemos salir para nacer.
Si no hubiera salido del BC, me
hubiera perdido la maravillosa experiencia de trabajar en el Banco de Reservas
durante tres años, en los cuales conocí y ayudé mucha gente valiosa, y fui
parte importante en la creación de la Oficina de Remesas en New York, la cual
aunque sabíamos que no iba a dar resultados por el tema de la desventaja en la tasa
de cambio, hubo que instalar para seguir directrices de las altas autoridades. Esa experiencia significó viajar a New York a
menudo durante casi dos años, participar en toda la logística desde buscar
local y personal hasta servir de intérprete en todas las reuniones con la
Reserva Federal y los corresponsales del BR, momentos luminosos como fue la fiesta de
inauguración de la Oficina, para lo cual viajé téte a téte con Freddy Ginebra,
Juan Luis Guerra y 440, y disfruté de la vida bohemia en Greenwich Village con
ese grupo.
Si no hubiera salido del BC no
hubiera sido parte de las 14 coordinadoras internacionales que con Women´s
World Banking desarrollamos un proyecto de capacitación y desarrollo para micro
y pequeñas empresarias. Esta experiencia
me permitió viajar a New York con 15 de las 85 modistas que localmente lo integraron,
viajar a Colombia junto con la Coordinadora General como Asesora del proyecto que allá se desarrollaba, viajar
a la India que visité durante dos semanas para participar con las otras
coordinadoras en uno de los varios Talleres que fueron parte del programa y
vivir mi experiencia oriental mística de compartir con las vacas, visitar
pagodas y usar un bello sari color naranja que me regalaron las modistas de
allá (pero eso Pequeño Adams, es otra historia) para finalmente ser seleccionada como vocero para
contar la experiencia dominicana ante un auditorio de más de 100 Presidentes de
ONG´s en la Universidad de Washington, DC., ya que nuestro proyecto fue el
mejor de los 14 países participantes.
Si no hubiera salido del BC no
hubiera sido profesora universitaria en UNIBE donde por cinco años impartí
clases de administración de empresas a alumnos de nuevo ingreso que llenaron mi
vida de renovados bríos y alegría, porque fue como volver a tener hijos jóvenes
cuando ya los míos eran adultos.
Si no hubiera salido del BC no
hubiera sido Gerente de Recursos Humanos en el BNV, donde tuve un reencuentro
bancentraliano con el personal de FIDE e INFRATUR que pasó a reintegrarse a esa
institución en la cual pasé cerca de cuatro años maravillosos haciendo lo que
me gusta hacer: Ayudar a la gente, compartiendo las penas y
alegrías de las personas que diariamente
se reunían conmigo para transmitirme y canalizar sus sueños e inquietudes.
Si no hubiera salido del BC no
hubiera sido parte del proyecto de recuperación de la UNPHU en el cual durante
casi dos años ayudé a su Rector a iniciar este proceso haciendo labores
multitasking desde Secretaria de los Consejos Académico y Administrativo, hasta
coordinar la mudanza del viejo Campus a
las nuevas instalaciones.
Si no hubiera salido del BC no
hubiera construido esta casa en Juan Dolio, para lo cual aunque tuve un ingeniero y un arquitecto, me
convertí en experta en esas dos
profesiones, porque desde el primer block hasta su jardín y su huerto, han
ocupado durante estos años mi tiempo y mi entusiasmo, y en la cual he recibido
la satisfacción de ver a mis cinco nietos jugar y correr libremente, sin los
peligros y temores de la ciudad.
En fin, si no hubiera salido del
BC, no me hubiera inventado JUANDOLIANDO, que me ha dado la oportunidad de
escribir, primero como articulista en Estilos de Diario Libre, luego en mi
propia revista y ahora en los proyectos de publicación futura a que dedico gran
parte del tiempo.
Y, para terminar terminando,
disfruto del privilegio de que los amigos puedan llamarme a cualquier hora a compartir
un vinito o cantar en un Karaoke, y salir sin temor de mi casa, sin importar si
es de noche, porque en esta parte del
mundo la tranquilidad y seguridad nos permite
deleitarnos con lo que la vida da con
gratuidad: la paz de contemplar el mar,
los atardeceres más hermosos y las más
espectaculares noches de luna llena. Por
eso el logo de JUANDOLIANDO lo forman todos esos puntos que se unen por debajo
con lo que parecen ser pequeñas olas, pero son en realidad las sonrisas con que me recibe el despertar
de cada día.
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