jueves, 8 de octubre de 2009

CUMPLIENDO UN AÑO EN METRO COUNTRY CLUB



Hoy hace un año que montamos nuestros motetes en un camión de mudanza y vinimos a vivir a Metro. Ha sido como llegar a una meta luego de recorrer un camino de más de diez años, pues la idea de venir a vivir para acá me surgió durante un pasadía al que nos invitaron unos amigos, en una casa de veraneo que tienen aquí. De ahí surgió también la idea de celebrar el torneo de golf El Peje Invitacional que el próximo 24 de octubre celebraremos por decimotercera vez.

Una vez vi una película de ficción cuyo tema era que en las ciudades del futuro la gente tendría que sobrevivir en domos, pues fuera de éstos la vida estaría llena de peligros como la desertificación, la violencia, el salvajismo, en fin algo así como retroceder a la era de las cavernas, pero sin la ingenuidad primitiva que imagino tendrían nuestros Trucutús de entonces. Cualquier similitud con lo que ocurre en la actualidad es pura coincidencia. Desde entonces me surgió la idea de encontrar mi domo.

Así fue como tras los más de diez años que me tomó convencer a mi esposo y el año que duró la construcción, nos mudamos finalmente un 8 de octubre. Pasamos los primeros días en los ajetreos que implica hacer de una casa un hogar, durmiendo durante una semana en el apartamento de una amiga en Guavaberry para no coger tanta lucha, en lo que terminaban los últimos trabajos, hasta que llegó la hora de pasar en la casa nuestra primera noche.

Era una hermosa noche de luna de octubre, recuerdo que nos sentamos en la terraza a contemplarla y la sensación sobrecogedora del silencio que nos rodeaba. Estuvimos mucho rato disfrutando este momento hasta que a duras penas nos decidimos a retirarnos a nuestra habitación. En reiteradas ocasiones he comentado que los atardeceres en estos lares son un espectáculo. El primero que viví en mi casa, venía yo bajando las escaleras desde el segundo piso, cuando vi luces rosadas dando vueltas en el atrio como si fuera una discoteca.

Eran los rayos del sol que, antes de ocultarse, se filtraban bailando a través del gran ventanal de blocks de vidrio que da hacia el frente, haciendo un efecto de luces que aunque solo duró segundos, dudo que alguna vez lo pueda replicar un luminotécnico.

En el curso de este año hemos recibido visitas de familiares y amigos hasta perder la cuenta. Hemos disfrutado nuestro patio y la piscina, las hamacas, no se cuántos barbeques, cualquier cantidad de cervezas, tengo un montón de corchos de todos los vinos que nos hemos bebido.

Poco a poco mi esposo que es acelerado e hiperactivo, se ha ido acostumbrado a este nuevo ritmo de vida. Para mí en cambio, que soy introvertida y reflexiva, disponer de tiempo fuera como ponen ahora a los niños cuando se portan mal, es lo que para un goloso disfrutar de un banquete. Empero, también he disfrutado, con la mente abierta, de cosas que no acostumbraba ni tenía la oportunidad de realizar, como reírme hasta salírseme las lágrimas jugando bingo, asistir a reuniones de crecimiento espiritual, actividades de servicio a la comunidad como limpiar la playa o apoyar a los seminaristas, compartir a menudo con los vecinos, volar chichiguas, montar bici o simplemente caminar por las calles de forma despreocupada.

Actualmente estoy leyendo un libro que promete llevar a sus lectores a un lugar lleno de retos, para hacer de nuestra mente una, integrada de tal forma, que nos lleve a nuevas maneras de pensar acerca de un futuro que ya está aquí con nosotros. Los pasos para llegar a este lugar son: el diseño, la narración, la sinfonía, la empatía, el juego y el significado. Juandoliando, empecé por diseñar mi casa tal como yo la quería, narro mis experiencias y las historias que escucho, veo la vida desde la perspectiva de un todo, hago empatía con la gente que me rodea, he vuelto a jugar y reír con y como los niños, y lo más importante, mi vida está llena de significado.

2 comentarios:

  1. Felicidades en su primer año Juandoliando, y bendiciones para los venideros.

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  2. Penelope: Disfruto tus "escritos" muchisimo! No te conozco pero ya eres mi amiga. Estoy construyendo una casa en Las Palmeras D9 en Metro; pienso alquilarla pero para un futuro vivirla con mi esposo y disfrutar de la tranquilidad, de los espectaculares atardeceres y unirme a ese maravilloso grupo de personas que disfrutan de la naturaleza. Bendiciones para ti!

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