Uno a uno veo mis sueños hacerse realidad desde que estoy Juandoliando. Este sábado 19 de septiembre, uno de los jóvenes del grupo de más de 100 personas del que formé parte como líder de costa, al observar mi entusiasmo, me preguntó si es que siento pasión por Juan Dolio.
Mi respuesta fue que mi pasión es lograr que se descongestione la capital incentivando a la gente a que disfrute mejor calidad de vida viviendo en lugares como éste, por su cercanía a la ciudad.
Pero reflexionando sobre el tema de qué es lo que me apasiona, debo remontarme a mi infancia cuando mi papá me inculcó la importancia de cuidar el medio ambiente.
Luego de 25 años en la banca gubernamental y cinco como profesora UNIBErsitaria, durante los cuales me realicé como madre de cuatro hijos y abuela de cinco hermosos nietos, tengo tiempo ahora para escuchar a la gente, compartir actividades al aire libre, escribir mis vivencias, y sobre todo volver a disfrutar de un huerto y un jardín. De ahí que temas como cuidar nuestras playas, contribuir a la toma de conciencia de que ya llegamos al punto crítico con el cambio climático y que es necesario que comencemos a añoñar nuestra Madre Tierra, ocupan hoy en día gran parte de mi tiempo y mis pensamientos.
La jornada de limpieza comenzó temprano, poco a poco se fue congregando la gente que vacaciona o vive en la zona, jóvenes voluntarios que vinieron de la capital y, al igual que en los demás puntos de todo el país donde la colaboración del sector empresarial privado se hizo presente, una guagua llena de empleados de una empresa fabricante de pinturas.
En el grupo fue notoria la presencia de familias extranjeras, padres e hijos, los niños con sus mochilitas dispensadoras de agua en la espalda, por lo que Gisellita, una de nuestras líderes de costa no pudo evitar exclamar: - ¡Qué chulas, yo quiero una!- ¡como se ve que es gente acostumbrada a participar en este tipo de actividades! pensé yo. Conmovida ayude a los niños a ponerse sus guantes y con su bolsa en las manos, en grupos de cuatro, iniciaron su trabajo dispuestos a vivir una divertida aventura.
Ricardo vino de Estilo/s a tomar la foto para esta columna, y cuando buscábamos la mejor ubicación y escogí una de las fundas llena de basura, para mejorar mi pose, no pude evitar un ¡guácala! y oír el estallido de risas porque en ésa precisamente habían depositado un ratón muerto. Compuse mi cara lo mejor que pude y aguanté el bajito, pues todo sea por la compostura y mi labor de columnista.
Tomamos un breve receso para almorzar y esperar a los tardíos, y al final vino la parte pesada del trabajo, clasificar la basura, pesarla en la balanza de mi baño que llevé para tales fines, anotar en los formularios el tipo de basura que contenía cada bolsa, y creo que todo el que esta leyendo ya adivinó: 85% era plástico, 10% vidrio incluyendo muchas botellas rotas y 5% latas y basura miscelánea, como el famoso ratón, pues aunque se suponía no recogiéramos materia biodegradable quisimos que tras nosotros solo quedara el agradable olor a mar.
WOW, cada vez me sorprendo mas con sus escritos.Usted se bota escribiendo, lo leo con tanto interes que siempre termino impresionado.
ResponderEliminarMami, Buenisiiimo! Me encanta leer tu columna en Estilos y por aqui por el Blog, como dijo el que escribio arriba SORPRENDES A TODO EL QUE LEE ESTO. Me encanta la jocosidad que siempre le pones a lo que escribes.
ResponderEliminarTE FELICITO! Algun dia tu esfuerzo y dedicacion por Juandolio, y la vida de estar lejos pero a la vez cerca de la cuidad, traera frutos.
Gracias por regalarnos estas lineas y a traves de ellas permitirnos soñar con "algun dia no muy lejano" ser un Juandoliero.
Chichi