El viernes pasado asistí a una hermosa actividad navideña en el Club Hemingway aquí en Juan Dolio, gracias a la gentil invitación de María Elena O´Rourke, Directora del VMIS (Colegio de Villas del Mar).
lunes, 14 de diciembre de 2009
CONCIERTO NAVIDEÑO
jueves, 10 de diciembre de 2009
LOS ANGELITOS (Para editar después de la entrega final)
El intercambio de regalos sorpresa es una de las actividades preferidas de las Navidades dominicanas que se realiza tanto a nivel familiar, como entre amigos y compañeros de oficina.
Aquí en Metro se juega a los Angelitos desde las Navidades del 2006 en que Arlette tomó la iniciativa, con el apoyo de Esperanza y de Mercedes, a quien Marilú le puso el apodo de Nanay, porque de su estadía en Suiza le quedó lo de decirles a sus hijos Nein Nein cuando realizaban alguna travesura. Este año hemos extrañado a Nanay no solo en los Angelitos sino también en el Bingo cuando sale el 46.
Al igual que los aguinaldos que se hacen paseando en los carritos de golf y terminan en sancocho, en los Angelitos se comparte entre vecinos pero es sólo de mujeres, y los hombres por su parte tienen el golf y sus tragos afterhours.
El año pasado, recién mudada a Metro participé en los Angelitos, pero este año, no solo yo sino todas los hemos gozado más, así que antes de que entreguemos el regalo final que será esta noche voy a hacer mis predicciones astrológicas y adivinaciones personales.
Veo en mi bola de cristal que la Rubinsky y Marilú son quienes se han dedicado a dejar diablitos desde una raqueta rota, un pan viejo, a Jackie le dejaron dos bolitas de golf sucias, una vaina seca de framboyán para que Sofi la siembre y una lata con restos de almidón Niágara a Rita, por si finalmente encuentra un varón que lo necesite.
Como nos sentamos en círculo podemos hacer la ola cuando el regalo sorprende, pero siempre hay unas lentas que se quedan atrás, no importa lo mucho que Enma se esfuerce en coordinar el movimiento.
Saldrá a la luz finalmente, aunque ya lo he adivinado, quien es que le hace la maldad a Yndira de esconderle los regalos hasta que casi llora, y encima como es la fotógrafa, a la cámara se le acaba la pila cuando finalmente lo recibe.
Cuando no se hace la ola, se hacen las ovaciones o se modelan regalos, incluyendo los colaless y hasta se le han hecho donaciones a Lala, nuera de Inés y usuaria de la habitación 308. Hablando de colaless, por la conjunción de la Luna en Marte veo que la que más insistió en que se los regalen nunca ha ido a recibirlos.
Rubinsky no quiere nada para la casa porque se va a achicar si es posible más de lo que está, ella que de por sí es pequeña, y cree que su angelito está entre Patricia y Marilú porque la tarjetica tiene un angelito gordo, rubio, chiquito y encuerito, igualito a ella.
¿Será que Marilú le regala a Jackie porque le dio un libro de cocina y ese es su hobby, mientras que lo de Jackie es jardinear y hacer velones? Más bien parece que le regala a Arlette porque siempre sabe cuál es su regalo. Definitivamente está claro que Clara recibirá su litro de ron lo que no veo claro todavía es quien le regala.
Otras premoniciones son: Yhossiann le pone a Isabel, las sandalias de Casa Zaglul son un regalo de Carmen, el poema en inglés no lo escribió Carolina, el regalo de Enma será de la tienda de Sixta según intuyo por la conjunción de Mercurio en Venus, lo de la habitación 308 es cosa de Enma o de Marilú, Domingo es el cómplice de mandados y regalos escondidos como el de Eva, que al final le encantó su diablito nariz larga, Isita le pone a Patricia quien usará su pashmina y su cartera en la fiesta de Navidad.
Para esta noche Nany se ha esmerado con la elaboración del menú de la picadera que degustaremos en El Mesón, cada quien pedirá su trago desde las cerveceras que son la mayoría como Isabel, Yhosiann, Bethania, Cristina e Indirita, las que les gustan las margaritas como a Carmen, Marilú con su trago de Chivas o el vinito como a Sofi y a mí: ¡Salud y mucho, mucho, mucho Amor!
jueves, 3 de diciembre de 2009
La Alegría de Volver al Hogar
Desde que volvió Juanita y le hicieron su merengue, para nadie resulta una sorpresa que todos quieran volver a casa en diciembre. En un mundo globalizado como el nuestro lo normal es que casi todas las familias tengan una hermana, hijo o tía que vive en Estados Unidos, en España, Argentina o en Turquía. De hecho, cuando veo una estrellita titilar en el mapa de los lectores de mi blog diseminados por varios países principalmente de Norte, Centro y Suramérica, pero también algunos de Europa y hasta de Asia, me pregunto si será algún dominicano que anda por esos rumbos, lejos del hogar, y cuánto debe estar añorando volver a su isla para ver a su familia, participar en los bonches con sus panas o darse una gran parranda.
Este año estoy sobremanera contenta de que mis hijos y nietos vengan del Norte y del Sur a pasar las Navidades con nosotros. El frente de mi casa está iluminado con innúmeras lucecitas, ya mi arbolito está puesto y solo estoy a la espera de que lleguen todos para colgar las bolas que encargué con nuestros nombres, de forma que cada quien ponga la que le corresponde. Trato de cumplir pronto con los compromisos y diligencias que tengo que realizar en la capital porque quiero estar libre cuanto antes este mes, para dedicarme solamente a Juandoliar.
Aunque se que está de moda irse a esquiar para la nieve, solo una minoría lo logra, porque la mayoría somos los que contamos los días con alegre expectativa para la vuelta al hogar, los que esperamos y los que llegan procedente de los países que, crisis o no crisis, vienen con sus regalitos. Si vamos al aeropuerto a buscar algún amigo o miembro de la familia son muchas las emotivas escenas que vemos, los gritos de júbilo desde que se alcanza a ver la persona que se espera, los abrazos más apretados que nunca, las risas y hasta las lágrimas de la alegría del reencuentro, junto con el ¡muchacho tú si estás grande!, ¡cómo que estás más gordita! o la sorpresa de ver las caras un poco más blanqueaditas, aunque sea con ayuda de la famosa crema que tan de moda se ha puesto en estos días.
Y luego, a pasar los días disfrutando de nuestra clásica bandera dominicana, arroz, habichuelas y carne guisada, el sancocho y los ponches caseros, por no hablar de los traguitos y los tradicionales merengues navideños.
Celebrar la Nochebuena y esperar el Año Nuevo en un ambiente playero es algo que disfruto mucho pues me libera de las formalidades en la vestimenta a que obliga la ciudad, simplemente como le digo a mis amigas si vamos para una fiesta y me preguntan ¿qué me pongo?, les contesto: ¡pues ponte bien graciosita!.
Si eres del grupo al que este año le ha dado duro, ponte tu traje de baño y ven a la playa a tirarte de espalda al mar, y así con el pelo al viento, en chancletas y ropa suelta pásatela Juandoliando esperando el 2010.