lunes, 14 de diciembre de 2009

CONCIERTO NAVIDEÑO


El viernes pasado asistí a una hermosa actividad navideña en el Club Hemingway aquí en Juan Dolio, gracias a la gentil invitación de María Elena O´Rourke, Directora del VMIS (Colegio de Villas del Mar).

Ya tenía noticias de la reciente formación de la Orquesta Sinfónica Juvenil de SPM, pero no fue sino hasta esta segunda presentación pública - la primera realizada hace poco tiempo en el Ayuntamiento de esa ciudad - que tuve oportunidad de escucharla y apreciar el meritorio esfuerzo que están haciendo conjuntamente las Fundaciones San Pedro de Macorís, la Orquesta Sinfónica Juvenil “Maestro Julio Dewindt Pichardo" y Villas del Mar International School, en pro de la música y la cultura.

La orquesta la integran jóvenes de San Pedro de Macorís así como alumnos de VMIS que es el colegio bilingüe ubicado aquí en Juan Dolio. La idea, según explicó el Dr. Musa, Director de la Fundación, es seguir extendiendo esta loable iniciativa a otras localidades cercanas, como La Romana, Hato Mayor y demás provincias del Este del país.

En un ambiente sumamente agradable en que por fin pudimos disfrutar de un clima bastante fresco después del agobiante calor de este verano, escuchamos los villancicos a cargo del coro formado por jóvenes alumnos del colegio, que cantaron en inglés y español desde el famoso Jingle Bell, Twinkle Twinkle Little Star, Noche de Paz,hasta el conocido Alegre Vengo de la Montaña. No pude evitar el recuerdo de mis tiempos de estudiante en Montreal donde este tipo de actividades corales son allá clásicas en la época de Navidad, pues no todo es beber, bailar y darse una jartura, hay que dedicar tiempo también a elevar nuestro espíritu y para eso nada mejor que la música.

Cuando le tocó el turno a la orquesta, me remonté esta vez a los años de mi niñez en Bonao ya que comenzaron con piezas con mucha percusión y metales que me recordaron las retretas en las glorietas que todos los pueblos hacían antes domingo tras domingo, costumbre que lamentablemente se ha perdido con estos tiempos de violencia y temor en que los niños y ni siquiera los adultos pueden darse el lujo de pasear y escuchar música en un parque. Luego de par de piezas de las familiares marchas, las cuerdas entraron a dominar el escenario interpretando la orquesta el Himno de la Alegría, de Bethoven, seguido de Blanca Navidad, para terminar con la alegre música de cascabeles en la versión en español de Jingle Bell que todos conocemos como Cascabel, la cual fue coreada también por la orquesta y hasta algunas voces del público que nos unimos, pues lo que soy yo, mientras sea coro y no solo, aprovecho para tararear pues así nadie entona mal.

La actividad terminó con la invitación de los anfitriones para que visitáramos las instalaciones de esta preciosa Casa Club de Hemingway, donde además de piscina y restaurante, tienen amplias salas y un gran salón de juegos para el esparcimiento y diversión de sus socios.

Mi nieta, la bella Valeria, empezó a pedir insistentemente su biberón de leche que habíamos dejado en el carro, así que no nos quedó de otra más que perdernos del brindis y justo cuando salíamos alcancé a ver los camareros sirviendo en copas un vinito blanco que lucía prometedor al que tuvimos que renunciar hasta la próxima ocasión.

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