Desde hace cinco años los vecinos de Metro realizan una rondalla a fines de diciembre. El año pasado, recién mudada y con los afanes de una temporada intensa de visitas que venían a conocer mi casa nueva, no pude participar en esta actividad, que pienso es la más divertida y alegre de todas las que he participado Juandoliando.
Igual, para sorpresa de toda mi familia, en esa ocasión del año 2008, como a eso de las 11 de la noche, desperté pensando que era la rondalla y resultó que eran nuestros amigos de Las Brisas de Guavaberry que improvisadamente nos hicieron un asalto navideño. Me cuenta Nicolás mi yerno, que al despertarse con la bulla y salir de la habitación, creyó estar soñando cuando desde lo alto de la escalera, detrás de la calva de alguien que se parecía a Raúl mi compadre, veía entrar gente, y gente, y más gente, y todavía pensando que estaba en un estado de alucinación o ensoñación nocturna encontró a sus suegros (léase mi esposo y yo) en pijamas, bailando y brindando refrescos, ponches y tragos a una multitud de todas las edades.
Este año decidimos que por nada del mundo nos íbamos a perder de la Rondalla de Metro les aseguro que no nos arrepentimos. Cheva, junto a Marilú su esposa, con el apoyo de El Peje, Guilamo y otros amigos se dedicaron de lleno a organizar la actividad. Temprano en la noche comenzó a oírse la música desde la Casa Club para que nadie se quedara sin participar.
Los vecinos de Metro empezaron a reunirse y reservar sus carritos de golf vestidos con originales indumentarias Pascueras: que si sombreros de Santa con luces titilantes, luces que estaban también presentes en espejuelos y hasta en los vasos, porque ya el mercadeo navideño no encuentra que más inventar.
Como siempre, hay alguien original que no usa sombrero rojo sino naranja, hubo quienes se esmeraron en decorar también sus carritos, la moda in crescendo de tirar fotos estuvo en sus buenas, y finalmente partimos en caravana a visitar posadas en varias villas cuyos dueños previamente habían expresado su anuencia a recibir y brindar tragos y picaderas, al ritmo de la nueva versión dominicana de villancicos, el merengón navideño de: Quien quiera bailar ¡que baile!, quien quiera beber ¡que beba!, quien quiera gritar ¡que grite!, y en fin que no haya limitaciones para expresar la alegría y echar afuera todas las preocupaciones y problemas que nos deja el año viejo, para comenzar el 2009 ¡ nuevecitos!
Este año, los vecinos que recibieron en sus casas el tumulto de gente y se esmeraron en atendernos, al tiempo que unos bailaban, otros se abrazaban o admiraban la originalidad de sus decoraciones navideñas fueron: Los Perdomo, Sofía y Eugenio Pérez, Priscilla y Tony, Mary y Danilo Mariotti, la familia Medos y Bethania.
A mí me tocó cargar a Valeria mi nieta que entre recorrido y recorrido se sentía calientica arrullada entre mis brazos y abrigada con mi pashmina, aunque en las paradas bailábamos merenguitos.
Al final, regreso a la Casa Club a reponer energías comiendo pizzas y tacos. Pablo Ortiz llevó el kareoke, las chicas del Bingo Club nos desbordamos con la coreografía, y allí no hubo ni un Quintín el Amargao o Scrooge su versión inglesa que aguantara quedarse sin unirse al coro, ya que después de unos tragos las poses se archivan, el niño libre que llevamos dentro aflora y ¡nuestro verdadero yo se pone en pié!
DONA PENELOPE
ResponderEliminarCUANTA BENDICIONES DIOS HA DERRAMADO EN USTED. QUE LABOR TAN GRANDE EL SENOR HA PUESTO EN SUS MANOS AL QUERER LLEVAR LA ALEGRIA Y LOS VERDADEROS VALORES A LA FAMILIA.
AL LEER SU COLUMNA SENTI QUE LA ALEGRIA DE QUE DIOS VERTI0 EN SU FAMILIA FUE LA MISMA QUE COMPARTIMOS EN LA MIA; EL ESTABA CON USTEDES Y CON NOSOTROS .
ESTO NOS DA UNA GRAN RESPONSABILIDAD, DE DEJAR QUE SIGAN FLUYENDO LOS DONES Y BENDICIONES EL NOS HA DADO, PARA SEGUIR UNIENDO LAS FAMILIAS.
DIOS LOS BENDIGA A TODOS, QUE EL ESPIRITU DE LA NAVIDAD PREVALEZCA CADA INSTANTE DE NUESTRAS VIDAS.
MAGACHA