domingo, 27 de septiembre de 2009

SIETE MESES AND STILL COUNTING...


Juandoliando tiene ya siete meses y celebra su cumple inaugurando su nueva línea de cachuchas, tshirts y poloshirts.
La introducción de esta nueva línea de ropa de veraneo se realizó en la playa, como es natural, con motivo del Día Internacional de Limpieza de Costas, entrada que se publicará próximamente en Estilo/s.
En la foto, la entrega de una cachucha al primer seguidor del blog, el “Dotor”, Pedro Ricart mi cuñado y amigo que no solo lee con interés mis textos sino que me estimula continuamente a seguir este proceso creativo que significa escribir.
Decían García Lorca y Gabo García Márquez: Escribo para que me quieran. En mi caso, no escribo para que la gente me quiera, sino para que quieran un nuevo estilo de vida, con menos complejidades, con más aire libre, disfrutando actividades como montar bici y volar chichiguas con los niños, una vuelta a disfrutar la vida sencilla, el compartir entre amigos sin ostentaciones, sin tener que hacer inútiles demostraciones de los teneres, más bien hacer énfasis en los seres.
Pienso y siento, porque recibo día a día muchas manifestaciones de ello, que escribir mis vivencias Juandoliando suscita en la gente el deseo de vivir este nuevo estilo de vida, y aunque muchos todavía no se atreven a dar el gran salto, creo que poquito a poquito se convencerán de que en la vida hay que tomar riesgos para tener momentos emocionantes, fuera de la rutina.
Si al final, con mi tarea contribuyo a hacer de esta tierra un lugar mejor donde vivir, sentiré que mi esfuerzo, aunque sea del tamaño de un granito de arena, será tan importante como lo son cada uno de los que componen la gran playa del mundo, para que formemos una gran ronda kronopiana y exclamemos ¡qué felices somos!

sábado, 26 de septiembre de 2009

lunes, 21 de septiembre de 2009

UN VERDADERO GENTLEMAN

(Gente de Aquí)

Nacido de padre inglés, procedente de St. Kitts, que vino en los años 20's a trabajar al país como capataz en Central Romana y de madre dominicana, José Emilia, nuestro Supervisor de Vigilantes, es el menor de quince hermanos.

Escuchar su historia me hace sentir esperanza de que sin usar la lámpara de Diógenes todavía puedan encontrarse hombres serios y honestos.

Me cuenta que desde niño sintió una fuerte afición al deporte, particularmente al béisbol. Su vida era estudiar y su pasión jugar pelota, aunque no desperdiciaba ocasión para hacer algún trabajo y ganarse unos chelitos.

Comenzó a trabajar muy joven en la zona franca de San Pedro de Macorís, como pulidor de diamantes y soñaba con que algún escucha de beisbol lo seleccionara para Grandes Ligas. Cuando la oportunidad se le presentó tuvo que desecharla para no comprometer sus valores morales y dijo adiós a su sueño de ¨poner a valer a su mamá¨.

Dice que obtuvo su actual trabajo gracias a que, aunque sólo terminó sus estudios primarios, habla inglés porque estudió en un colegio bilingüe y su papá le reforzaba por las noches sus conocimientos de ese idioma.

Hace once años, recién estrenando su actual trabajo, caminaba en la noche en su función de vigilante cuando se encontró con Steve Ankrom, V.P. de Ventas de Grupo Metro, contemplando el cielo y le preguntó:

-What are you looking in the sky?

Steve, sorprendido, le preguntó a su vez:

-Where did you learn English?

Caminaron juntos varias cuadras y José le contestó que lo había aprendido en la escuela. Al otro día lo llamaron para encargarle las funciones actualmente a su cargo.

Realiza sus labores desde la puerta principal de este proyecto, con tanto esmero y dedicación que goza del aprecio de todos los que aquí vivimos.

Es además un resuélvelo todo y dudo que exista alguien aquí que no haya recurrido a él en algún momento para pedir su ayuda, pues tiene una capacidad de servicio solo superada por el respeto y la corrección con que trata a todos, es un verdadero gentleman.

Tiene tres hijos, dos varones de 18 y 4 años, y una joven de 15. Sus dos hijos también se llaman José y quieren ser peloteros; el mayor entrena duramente para alcanzar su meta. Le brillan los ojos y no puede evitar una sonrisa, en su rostro generalmente serio, cuando habla de sus hijos. Como solo es capaz de hacerlo un buen padre, aunque le encanta compartir con sus hijos, trabaja sin descanso para proporcionarles la mejor educación que sus medios le permitan, porque aún si alguno de ellos lograra ser seleccionado por un equipo de Grandes Ligas, insiste en que también hagan una carrera universitaria y se preparen debidamente para el futuro.

Yo, que de tanto rezar mi rosario tiene las cuentas un tanto gastadas, pidiéndole a la Virgen que interceda por mis proyectos, los de mis hijos, mis familiares y amigos, por mi país y el mundo, ahora agregaré uno más para que José realice sus sueños a través de alguno de sus dos José.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Las 3 R's

El miércoles estaba en Santo Domingo con mi alter ego palacapi.com/stress visitando el dentista y aproveché para ir a PriceSmart a surtirme de algunos productos de limpieza que compro en cantidades grandes, porque me resulta más económico y me evito estar pendiente de ese tipo de cosas a cada rato. A la salida, cuando estaba colocando mi compra en el baúl del carro, un señor se me acercó buscando oídos a su protesta de que ya no empacan ni siquiera los objetos menudos. No pude evitar contestarle que, en lo personal, estoy de acuerdo con la medida de reducir el uso de las fundas plásticas y que además para eso están las bolsas reusables que venden para esos fines. Esto me puso a pensar en este tema que es algo sobre lo que hace mucho quería escribir.

Lo primero que hice fue buscar en Google y ponerme a leer un poco sobre el asunto, y me di cuenta de que aunque había oído hablar de Reducir, Reciclar y Reusar, son muchas las confusiones que me causa el tema y mucho lo que me falta por aprender.

Si tuviera que tomar un examen de Reducir, lo menos que saco es A porque, para complementar mi media naranja que es comprador compulsivo, siempre he sido parca en el comprar. Aún así en mis mudanzas he descubierto cuánto dinero he dejado de usar para otros fines más placenteros, como viajar por ejemplo, en lugar de haberlo gastado en disparates que a veces con poco o ningún uso he tenido que regalar más adelante. Reducir se refiere no solo a comprar únicamente lo necesario, sino también comprar artículos con el mínimo de empaques posibles, que son los extras que nos cobra quien fabrica y empaca el producto, muchas veces solo para hacerlo más atractivo como el caso de los cosméticos , y al final es dinero nuestro que va a parar al zafacón. Claro, lo que soy yo me gustaría reducir mis canas, mis arrugas y mis manchas, por solo citar algunas, pero con eso lo más que llego es a reciclar, ¿o será a reusar?

Reciclar se refiere a separar lo que sirve de un objeto para reutilizarlo más adelante, reducir la basura, alargar la vida de algo, aunque sea para diferentes usos. Ahí es que me vuelvo un lío, porque yo pensaba que era una experta en reciclaje ya que hay que ver las maravillas que hice con mis muebles, adornos y visillos, para adecuarlos a mi casa de playa y que luzcan como hechos a la medida de Juandoliando, incluyendo una botella de vino de un galón, vacía por supuesto porque ya nos la bebimos, que utilizo para recoger autógrafos de mis visitantes. Y ahora resulta que cuando se repara algo, eso es reusar, porque reciclar significa que el objeto se destruye completamente para volver a hacer uno nuevo, y los casos más citados son papel, cartón, vidrio, recargar pilas y rellenar cartuchos para imprimir, o sea que por mucho que haga con mis canas y arrugas, nunca podré destruirlas para hacer una nueva yo. Y me sigo volviendo un lío porque resulta que al comprar productos de tamaño familiar o en cantidades grandes no estoy aumentando sino reduciendo.

Finalmente Reusar (me gusta mas reutilizar no vaya a ser que quien lee esto rehúse seguir leyendo) consiste en volver a usar objetos que ya hemos utilizado, por ejemplo las franelas, calzoncillos y medias desbembadas del marido, convertirlas en trapos para limpiar, pero ¡cuidado! no vaya a ser que esa pieza que usted coge para darle brillo a su madera, se recicle convirtiéndose en manzana de la discordia porque resulta que esa era su favorita y usted termine sintiéndose reducida con el boche que le dan.