jueves, 26 de noviembre de 2009

CALENTANDO LA NAVIDAD



En Juan Dolio, al igual que en el resto de nuestra media isla, a la gente le gusta comenzar desde octubre el precalentamiento navideño: Los tragos para los que siempre hay una excusa, la comedera, el juego de angelitos, los aguinaldos, la recogedera de regalos y alimentos para compartir con los que menos tienen son cosas que forman parte de nuestra dominicanidad.

Desde antes de Thanksgiving (San Givin para nosotros porque es el santo más famoso de Gringolandia) aunque no he comido pavo, he tenido par de oportunidades de degustar sendos puerquitos que, junto con el moro, los pasteles en hoja y la clásica ensalada rusa son la insignia de la Navidad dominicana. Y hablando de ensalada rusa, me imagino que el nombrecito le viene por el rojo de la remolacha, pues no me asombraría que en Rusia ni la conozcan, sabrá Dios quien fue que se la inventó.

Contrario a Santo Domingo y a la mayoría de nuestros pueblos, aquí en Metro no sufrimos de apagones, por eso desde hace más de un mes las casas y los jardines están iluminados, igual que en las ciudades de otros países allende los mares y cuando te das una vuelta por las noches de repente te olvidas de nuestra realidad, que ya en los 60´s cuando Juan Bosch fue Presidente, comenzamos el cuento de nunca acabar: Julio Sauri viene, Segura se va, ya vamos por Marranzini y la historia sigue igual.

En mi casa, como tuve que irme a Miami a abueliar con dos de mis nietos - por cierto al regreso en el aeropuerto Las Américas te esperan con un trago de bienvenida lo cual no recuerdo que suceda en ningún otro lugar - apenas ahora me dispongo a desempolvar el arbolito y revisar cuántas de mis luces sobrevivieron el almacenaje de casi un año, porque no importa el cuidado que pongas al guardarlas se las ingenian para dañarse, y ¡a volver a comprar! Lo hago porque como mi esposo sufrió innumerables carencias en su niñez y temprana juventud, adoptó desde entonces el lema de “No me carecas de nada” y no se le amilana el pecho cuando tiene que flojar los cuartos para las luces.

Es mucho el trabajo que tengo pendiente antes de que lleguen mis hijos y nietos a visitarnos y pasar unos días con nosotros. Todo debe estar listo para recibirlos de forma que cada quien tenga su espacio y pueda dedicarse a disfrutar su actividad favorita: a leer un libro recostado en la hamaca, montar bicicleta, correr y jugar en el patio o simplemente sentarse en la terraza a gozar con la música, el visiteo propio de estos días o descansar la mirada con el verdor del paisaje.

Está también el tema de los regalos de los angelitos que tengo que sopesar tratando de que sea el adecuado y del gusto de la persona que los recibirá por sorpresa sin saber quién le regala; recordarle a Santa y a los Reyes Magos que algunos de mis nietos cambiarán de domicilio esos días, no vaya ser que dejen sus regalos en el sitio equivocado y estar preparada para las actividades propias de estos festejos.

Todo esto sin olvidar la especial preparación que requiere el tiempo de Adviento, tomando conciencia de que lo más importante de la temporada sucede en un lugar invisible a los ojos que solo podemos ver con el corazón: Es Cristo que renace en cada uno de nosotros, y al tiempo que nuestro ser espiritual se eleva a lo alto, nuestros brazos se extienden con alegría para abarcar en un gran abrazo fraterno a la humanidad.

viernes, 13 de noviembre de 2009

LAS OLAS


Desde que estoy Juandoliando vivo sin programas ni rutinas. Por suerte no llevo agenda. Hoy me desperté pensando en dedicar todo el día a leer e investigar para ir adelantando mi presentación de Monarquías en el curso bíblico de la comunidad católica. Charlie el haitianito viene a conversar conmigo sobre el trabajo que está haciendo en el patio, le digo que espere a mi esposo para no distraerme con esos afanes.

La lectura bíblica me tiene entusiasmada porque me encanta contar historias y soy la primera en reírme cuando pienso en el enfoque a lo dominicano que le voy a dar a la historia de Samuel, el último de los jueces bíblicos; las maldades de Saúl; el puro corazón de David, no obstante su adulterio cuando - atento a que era rey – llegó hasta mandar a Urías a morirse en el frente del campo de batalla para robarle a su esposa Betsabé, pero bueno en esos tiempos y todavía los hombres para mujeriegos ¡busquénlos! y David todo lo subsanaba tocando el arpa y componiendo un cántico melancólico, y finalmente, la sabiduría de Salomón su hijo, a quien todo le salía bien.

Dispongo mis domesticidades y me dedico a leer y tomar apuntes para ir adelantando cuando recibo la invitación del relanzamiento de Las Olas.

Se trata de un proyecto de apartamentos en Juan Dolio que ha estado en stand by producto de la crisis económica y financiera que estamos viviendo este año.

Como vivimos tan cerca somos de los primeros en llegar a la actividad. Nos recibe la gente de Metro en un ambiente de cordialidad que ya nos resulta familiar.

La tarde preciosa, empieza a sentirse desde ya la fresca temperatura de fin y principios de año, y aunque el sol está brillando poco a poco nos vamos ambientando.

Lo que llama la atención a todos es la belleza del paisaje de la playa que ni siquiera un proceso de construcción consigue opacar. El rompeolas contribuye a demarcar de manera definida los colores en el mar: el claro azul de la orilla que se acentúa y convierte en turquesa y luego en azul profundo después de pasar el borde de blanca espuma.

Las palmas que adornan y dan sombra a la playa están colocadas por la sabia mano de la naturaleza de una forma que ningún paisajista conseguiría imitar.

Compartir entre vecinos y amigos que, a fuerza de tratar y verlos con frecuencia, son como nuestra familia, beberse un traguito, saborear una apetitosa picadera, el figureo de las fotos, los chistes de grupo, hacen que pasen las horas más rápido de lo que esperamos.

Las Olas es un proyecto de 16 niveles con 227 apartamentos de 2 y 3 habitaciones, todos con vista a las azules aguas del Mar Caribe, a 20 minutos del aeropuerto y 40 de la capital o La Romana. Para vivir o vacacionar, o como inversión que genere un ingreso mensual, estos apartamentos pueden ser incluidos en el Programa de Renta manejado por Operadora de Golf, subsidiaria de Metro Country Club, lo que hace que cuando no se esté utilizando como oasis personal pueda generarle beneficios.

Con planta de electricidad propia, playa y piscina privada, 24 horas de seguridad y servicio de recepción, bar y restaurante a orillas del mar y televisión por cable, vivir en Las Olas hará realidad muchos sueños.

viernes, 6 de noviembre de 2009

NOCHES DE KAREOKE

Les cuento que hay esperanzas de aprender a cantar, aunque solo sea entonando alguna que otra canción. Es lo que me dicen Inés y Pablo que han vivido en Guavaberry con el corazón en Metro. La afición que tienen por el kareoke se inició hace mucho porque cuando él cumplía años, ella buscaba un mariachi y Pablo cantaba El Rey.

Les gusta tanto la cantadera que empezaron a comprar pistas en cd´s, por supuesto sin letras ni tempos, hasta que compraron un kareoke con amplificador, bocinas, pantalla y micrófonos, o sea que es gente bien artillada. Al micrófono principal le instalan un chip con la lista de canciones, organizadas de tal forma que han hecho folletos clasificados por títulos de canciones, intérpretes y sus respectivos números para seleccionarlas desde el micrófono principal.

Como se la pasan Juandoliando se entretienen por la noche cuando están solos, cantando en pareja, pero les encanta reunirse a cantar con sus amigos. Me cuentan que desde el inicio Pablo entonaba bien, pero a Inés le decían “la rompe grupos” porque cuando cantaba a la gente le daba por irse. Esto me lo comenta ella misma entre sonrisas cuando me lamento de no saber cantar.

Desde que vivo en Juan Dolio participo en los kareokes que organizan, pero el último que hicimos en Metro, más que un Kareoke fue un concurso de talentos.

Se comienza con canciones conocidas y con mucho ritmo para ir calentando pista. Las parejas empiezan a enamorarse con las canciones que escogen.

Pablo le canta a Inés “Qué se siente al haberte deseado” que ella responde con “De punta a punta”, también del Puma. Es ahí que uno se asombra de su capacidad para modular la voz cuando le dice abrázame, acaríciame, apriétame porque quiere amarlo una vez y otra vez y terminan cantando juntos Hagamos el Amor, de Ednita Nazario.

Marilú es la estrella indiscutible. Cual artista acostumbrada al espectáculo comienza con las canciones que a todos nos gustan. Junto a Cheva su esposo canta Vete y Pega la Vuelta que tan famosa hiciera el dúo Pimpinela, y termina regalándonos No Llores por mi Argentina con una voz tan hermosa que nos engranoja la piel.

Pepe tenía semanas esperando el kareoke, se dio gusto cantando canciones de Julio Iglesias y le dedicó a Venecia “Como han pasado los Años”, pero dice que para la próxima llevará su chip.

La interpretación que más gusta y se repite es la que hicieron famosa Ana Gabriel y Vicky Carr, y porque son “Cosas del Amor” cada dúo le imprime un histrionismo y carácter diferente, algunas veces jocoso como la cantada por Honna y Marisela .

Pero el que nos dejó atónitos fue Manuel Matos, que estaba en la fiesta paralela de los teenagers en la discoteca del Club cuando dijo que quería cantar Dime que no, de Ricardo Arjona, porque él podía hacerlo mejor. Estábamos un poco incrédulos hasta que comenzó a cantar y nos quedamos sin habla. A petición volvió y cantó un Bésame Mucho como hacía años no escuchaba.

Era ya tarde en la noche, pero nadie quería irse. Al final si no te atreves a cantar solo (a), puedes aprovechar los coros, para entre besos y ternura, terminar la noche con un derroche de amor, ¡cuánta locura!