Como su mami tuvo que ir a San
Pedro me tocó hacer de nana de Valeria, tiempo que aprovechó para narrarme la
última de sus historias que escuché fascinada, interrumpida a veces por la
necesidad de atender el guiso que dejó Titón en la estufa con encargo de que lo
vigilara.
-Mama, escucha mi nuevo cuento-
dice Valeria, mientras da vueltas por la habitación sin dejar de ver los
muñequitos.
La nana de la princesa (porque
claro, ese es su mundo, y en todos sus cuentos hay princesas), le leyó el
cuento del bosque encantado, así que esa noche, ella hizo su maleta y le dijo a
su mami que se iba a pasear, pero realmente se fue al bosque encantado…(y esto
último me lo dice secreteado).
-Pero, Valeria, ¡las princesas no
hablan mentiras!
-Es que fue en sueños Mama, ella
fue con la imaginación. El caso es que
cuando llegó al bosque encantado se encontró con el Totodrilo y estaba muy sucio y olía feo polte no tenía
agua para bañarse, y la princesa se lo llevó a su casa para te se bañara y le puso perfume. Entonces regresaron al bosque encantado polte
la princesa tenía te buscar su maleta y en el camino se encontraron al
murciélago llorando polte había perdido su esposa. La princesa le dijo: Ven nosotros te ayudamos a buscarla.
-Pensé que los murciélagos
volaban Valeria ¿cómo entonces lo acompañaron la princesa y el Cocodrilo?
-Sí, sí, el volaba y la princesa
y el totodrilo iban caminando, caminando hasta que encontraron la esposa del
murciélago y cuando la vio se puso muy contento y el totodrilo se quedó en su
casa leyendo un libro.
-Yo pensaba Valeria que como el cocodrilo vive en el agua, entonces
se le moja el libro.
-No Mama, ese totodrilo no tenía
agua, por eso tenía que bañarse en casa de la princesa, el totodrilo le gusta
mucho leer libros, todos los cuentos los lee el totodrilo, y los murciélagos
vivieron felices para siempre.
En eso bajo a la cocina porque
por poco se quema la comida y en lo que resuelvo, “oigo” a Valeria muy
calladita, así que cuando subo de nuevo a la habitación la encuentro con toda
la boca pintarreteada, entro al baño y me encuentro con mi pintalabios rosado
echado a perder y tollo por donde quiera.
No puedo evitar explotarme de la risa.
En el intento por borrar las huellas del desastre Valeria usó wipes y se
le tiñeron de rosado las manos. Al ver
que me rio y vengo con la cámara a tirar la foto, llora porque piensa que se lo
voy a contar a su mami.
Le prometo que no y le hago el
cuento de cuando Javi, su primo usó todo un frasco de mis burbujas preferidas
para bañarse, y fue tanta la espuma que hizo en la bañera que subía hasta el
techo, me asusté muchísimo porque no lo
encontraba perdido en la espuma. Valeria
entonces se ríe pero me pide que no se lo diga a su mami, y ese es nuestro
primer secreto. Cumplí mi promesa y no
se lo dije a su mami pero lo subo al FB que es lo mismo que contárserlo a todo
el mundo.