lunes, 13 de abril de 2009

VENDRAN PARA LAS PASCUAS....






Y regresarán cansados, pero felices, bronceados, quizás resacados o endeudados, y otra vez los niños para el colegio y los adultos a la lucha diaria del trabajo. Con pena vemos que algunos no regresarán a sus casas; otros, como nosotros en Metro, no regresamos a la ciudad, porque aunque trabajamos, esto es lo que más se parece a vivir de vacaciones.
Mirando las fotos del río de carros del retorno a la ciudad me puse a pensar: Porqué será que las mejores vacaciones, por lo menos a nivel colectivo aquí en Dominicana, son precisamente las de Semana Santa y las Navidades?
No se en otros países, aunque he estado en par de ocasiones en América del Sur y del Norte para ambas épocas, sólo de manera temporal, es decir que no tengo suficientes elementos de juicio, pero mi percepción es que aunque celebran, el bonche de nosotros los dominicanos es tan único, singular y excepcional como las habichuelas con dulce y el bacalao o el cerdo asado, las uvas y las manzanas, que forman parte de un mundo de tradiciones que solo nosotros tenemos.
Personalmente creo que la razón por la que ambas fiestas son tan especiales, a nivel universal, es porque Cristo a quien conmemoramos en ambas Pascuas, de Navidad y de Resurrección, es aún para los no creyentes, el único que ha podido dejar estas huellas perennes.
Hago esta reflexión, a manera de introducción, para pasar a contarles lo que he visto Juandoliando en esta Semana Santa.
El martes realizamos un Viacrucis en Metro, con muy buena asistencia de niños, jóvenes y adultos. Es la primera vez que se hace un Viacrucis en la historia de Metro, nuestra comunidad está activa y creciendo. En las diversas parroquias e iglesias cercanas, se realizó el Triduo Pascual, culminando con la Vigilia del sábado y la misa de Resurrección; la nuestra en Metro fue hermosa, alegre y concurrida. También participé en algunas actividades religiosas en casas de amigos y vecinos, compartí con mucha gente y aquí se usa mucho el visiteo. Metro tuvo también su mini-campamento para los niños y mucho golf.
Estuve el miércoles en el Club Hemingway, proyecto privado y super exclusivo, muestra evidente de lo que el cuidado y mantenimiento pueden hacer, pues aunque se trata de edificaciones que tienen ya sus añitos, (bueno apliquémonos esto y a cuidarnos también nosotros) aquello está nítido: la jardinería preciosa, la playa sin una basurita, no encuentras ni una sola nota discordante, en fin algo que de verdad es fuera de serie.
Compartí varias veces con amigos que tienen apartamentos en el proyecto Las Brisas de Guavaberry, también muy lindo y bien cuidado, y con ese ambiente especial que sientes al ver niños montando en sus bicis o patinetas, jugando, riendo y corriendo; y grupos de padres cuidando de todos como si fueran hijos comunes, gente afable, amistosa y accesible, pues allí nadie necesita estar ¨moca¨.
En el Club de Playa de Guavaberry, jóvenes jugando volleyball, niños haciendo castillos de arena, otros se bañaban en el mar y la piscina, sol y mucha sombra para los que no nos queremos achicharrar.
En Costa del Sol mucha gente tratando de librarse de los efectos del astro, con paraguas de colores. Hubo música de más de una orquesta en la playa pública para el disfrute del pueblo. Los restaurantes como el Mesón, Mandalay, El Sueño y El Concón, con movimiento de clientes, aunque parece que mucha gente prefirió comer en sus casas y apartamentos de la zona.
Me dicen que el show de Chavón del sábado defraudó a muchos, apenas cuatro cancioncitas, y un besuqueo del galán cantante con no se quién. De todas maneras, cuando le pregunté a una amiga cómo le había ido, me contó que gozó un montón, es decir que todo es cuestión de estar en buena compañía y ella lo estaba.
Al final como dice aquel viejo estribillo - ¿A dónde vas? A LA PLAYA!!!-; y luego - ¿De dónde vienes? De la Playa, jaja.

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