miércoles, 20 de mayo de 2009

BARQUITOS DE VELA



Buscando “El Sartén”, un restaurante que, de acuerdo a unos amigos que nos invitaron, estaba en Guayacanes, encontré a Julián, artesano fabricante de barquitos de vela y me llamó la atención la originalidad de sus creaciones.
Al final, resulta que el restaurante no se llamaba El Sartén, sino Salitre, y justo en frente hay dos barquitos de los que hace Julián, así como varias tallas en madera. El almuerzo sabroso, la conversación entre amigos en ese acogedor lugar frente al mar, la esmerada atención de su dueño José Julio Ruiz, pasear un rato por la playa contemplando el vuelo de pesca de las gaviotas, hizo que la tarde de ese domingo transcurriera tan agradable como ya es costumbre en mi vida Juandoliando, pero me quedé con la inquietud de conversar con Julián y conocer su historia.
Su casa ubicada enfrente al restaurante tenía afuera uno de sus barquitos grandes tapado por una lona. Julián tiene 62 años, ocho hijos y 20 nietos que cuentan para su sustento con la venta de sus artesanías, ya que además de barquitos de vela y yolas, hace tallas en madera y cocos secos, con reminiscencia indígena. Me dijo que también hizo una olla decorativa en madera con un look Antique (la expresión es mía). Sus hijos viven también en Guayacanes, son albañiles, carpinteros, camareras, y los nietos se pasan los días con los abuelos.
Oriundo de Guayacanes, preguntamos si no teme que le roben el barquito que exhibía fuera de su casa y contesta que no había tíguere que se atreviera porque él era aún más tíguere, y que además se acostumbró a dormir con un ojo abierto y otro cerrado. En verdad, hasta ahora, lo que percibo es que la zona de Juan Dolio y Guayacanes se diferencia de otros lugares del país por su tranquilidad y seguridad.
En su juventud, Julián fue albañil y pescador, se nota en su delgado cuerpo de anchos hombros y carnes firmes, en las numerosas arrugas de su piel curtida por el sol, un rostro que parece contarnos sus andanzas en el mar. Me cuenta como se levantaba, siendo aún de madrugada, para lanzarse mar adentro en su yola hasta encontrar un buen lugar para pescar. Es bien entrada la mañana, cerca del mediodía, cuando regresan los pescadores a la playa a vender el fruto de largas horas de exposición a un sol inclemente, al agua salada, a la mar picada.
Hace menos de un año que se dedica a su actual quehacer, cuando encontró un gran tronco que el mar le regaló, y le salió la inspiración de adentro (y señala su cabeza) para hacer los barquitos, algunos grandes, otros chiquitos, pero llenos de detalles que solo un avezado hombre de mar puede añadir, sin haber tenido escuela.
Julián mantiene la esperanza de que, a base de su trabajo, sus nietos tengan un futuro mejor que la dura vida que a él le tocó, varones y hembras de distintos tamaños se agrupan a mi alrededor con la curiosidad natural de los niños, corren a buscar dentro de la casa otro de los barquitos para que también salga en la foto, y a mí se me encoje el corazón al pensar qué será de ellos en un país donde un hombre de 62 años todavía tiene que hacerse cargo de su familia y confiar en que la Providencia Divina le arroje algún tronco al mar.

P.S. Hoy pasé frente a su casa y con alegría me contó que vendió el barquito grande, estaba haciendo una olla, y tiene en producción varios barquitos, así que, si estás decorando una casa o negocio con motivos marinos, da una vuelta por el lugar, te aseguro que te gustarán sus artesanías.

7 comentarios:

  1. Las artesanias de Julian son muy bonitas y fuera de lo común, especialmente para casas de playa

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  2. He almorzado en el Restaurante Salitre y la comida es rica y muy fresca, la vista al mar preciosa, qué más se puede pedir!
    Lector de Juandoliando

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  3. Lectora de Juandoliando1 de junio de 2009, 18:48

    A mi tambien se me encoge el corazon con este gran final de este articulo. Que hermoso escribes.

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  4. Señora Juandoliando
    Soy un fiel seguidor de su blog. Este articulo de Julian me llena de esperanzas, no porque sea igual que el en edad, si no por ser un hombre en busca de una señal de Dios para seguir adelante, algun negocio o proyecto quizas. Le deseo mis mejores exitos. Continue escribiendo para poder seguir llenandome de todos sus escritos. La felicito por esto. Sus palabras esta muy bien colocadas y en cada una de ellas se nota el amor que le pone.

    Un saludo especial,

    Carlos R. Messina

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  5. Me gustó lo de Señora Juandoliando :)

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  6. Dona Penelope, he descargado el articulo, el cual voy a imprimir y encuadrarlo para que Julian lo exhiba en su casa y a la vez yo ponerlo en el restaurante, espero que no le moleste.

    Jose Ruiz.
    Salitre Restaurante

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  7. Hermosa historia !!! Felicidades.

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