Junto con el frío ha comenzado también una pertinaz lloviznita que viene a aliviar la escasez de agua y que le cae de maravilla a los jardines, pues la que cae del cielo no es comparable al agua un poco salobre que sale de los reguiletes.
Comenzaron los cambios en el menú de las casas para incluir todo tipo de caldos y sopas que es lo que nos gusta a los dominicanos comer desde que empiezan a caer unas goticas de agua.
Anoche al fin tuve la oportunidad de estrenarme una chaqueta que me regalaron y me vino muy bien como abrigo para asistir a la misa de los sábados en la noche, a la que me estoy acostumbrando para evitar las ausencias los domingos debido a visitas inesperadas.
Provoca quedarse en la casa acurrucados mirando una película, bebiendo té o café caliente, y no preocuparse por nada. Por suerte tenemos varias en dvd´s que no he visto, porque desde que empieza a llover también se va el bendito cable.
Nada que buscar en la playa porque con este tiempo ¿a quién le dan ganas de irse a mojar dos veces y llenarse de arena húmeda?
Por suerte para los golfistas en el torneo del sábado todavía no estaba lloviendo y como quiera hay quienes se atreven a salir a jugar aunque se empapen, siempre que no haya tormenta porque ¡así si es peligroso!
Recibo la llamada suspendiendo la visita de mis hijos y nietos porque en la capital también el día presagia lluvia y la autopista que bordea el mar se pone como jabón cuando llueve.
Así que a disfrutar tranquilones la paz que respira la casa y darnos un atracón de quietud y silencio, porque no sabemos cuánto durará este friito, ya que como dijo Salomé Ureña en sus famosos versos sobre el invierno:
Llega en buena hora, más no presumas
Ser de estos valles regio señor
Que en el espacio mueren las brumas
Cuando del seno de las espumas
Emerge el astro de esta región
Pero que va, aquí en Metro se vive lo inesperado, de pronto recibimos la invitación de unos amigos para que vayamos a su casa a almorzar, y pasamos el mediodía del domingo en un ambiente chulísimo, incluyendo par de parejas jóvenes con sus hijos, y ¿adivinen que? al ser presentados, enseguida me reconocen como la autora de Juandoliando y lo que más me gusta, me dicen que la lectura de mis escritos les hace surgir el deseo de venir a vivir a la Zona.
En efecto, el friito no duró nada!
ResponderEliminarPoco que duró el friito!
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