sábado, 13 de marzo de 2010

TIEMPO DE GRACIA



Tiempo de gracia fue el que vivimos anoche recorriendo el Via Crucis por las calles de Metro.

Desde temprano comenzamos a congregarnos en las cercanías de la Casa Club: Todo estaba previsto.

Emma copió las canciones con letras bien grandes para que pudiéramos leerlas aún bajo la media luz de la noche y repartió también las estaciones.

Inés trajo una cruz, pequeña como ella, que nos salvó la campana para empezar en lo que llegaba Paul.

Partimos siguiendo la cruz iluminada por sendos porta velones a ambos lados. El Padre Ángel encabezaba nuestra procesión, como pastor que guía a su rebaño.

Este año las canciones estuvieron mejor entonadas por lo que pudimos orar cantando mientras caminábamos y luego meditar el camino de Jesús hacia el Gólgota en cada parada.

La noche estuvo cubierta por un velo de piedad que nos envolvía a todos despertando sentimientos de hermandad como los que se narra en Hechos de los Apóstoles sintieron las primeras comunidades cristianas.

Muchas parejas de matrimonios vinieron también con sus hijos, jóvenes y niños que participaron al igual que los adultos. El grupo que siguió el Vía Crucis aumentó este año de forma apreciable.

Los hombres se turnaron para cargar la cruz con gran unción mientras hacíamos nuestro recorrido.

La presencia de la Virgen María se sintió acompañándonos en la misma forma en que estuvo con su Hijo hace más de 2,000 años. A ella le hemos dedicado nuestra comunidad católica llamándola Inmaculada Concepción.

Este año el Papa Benedicto dispuso se añadiera una estación más a las catorce tradicionales: La Resurrección, la cual meditamos en la última parada, cerca del lugar de nuestra partida, con la esperanza y alegría que nos infunde saber que nuestra fe no es de muertos sino de vivos, porque Cristo sigue vivo entre nosotros.

De nuevo en la Casa Club nos reunimos para la gran celebración de la noche: La Eucaristía, presidida por el Padre Ángel y Paul.

Allí como una gran familia compartimos el pan y el vino y nos dimos el abrazo de la paz.

Al final nuestra celebración culminó con un brindis de ponche de frutas y sandwichitos que gentilmente prepararon las encargadas de dar apoyo en el ministerio de las misas, porque aunque no solo de pan vive el hombre, es necesario saciar también el hambre del cuerpo.

Qué bien se siente al preparar el espíritu para que cuando llegue el día en que celebremos a Cristo, nuestra Pascua, podamos ser verdaderos testigos de la gracia que ha sido derramada en todos nosotros y podamos gritar con júbilo: Cristo ha resucitado!

3 comentarios:

  1. Emma Ginebra Penelope, que palabras tan lindas, la verdad que fue todo precioso, y gracias a Dios reino la union, amor y fraternidad. como nos merecemos.

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  2. Carmen Marilu Gonzalez Diaz Como siempre excelente articulo, y sobre todo excelente Via Crusis, estuvo estupendo

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